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LA MUERTE Y LOS NIÑOS

1 Jul 2009

LA MUERTE Y LOS NIÑOS

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El día de hoy estuve conversando sobre este tema que es tan dificil de explicar a los niños porque tal vez nosotros como adultos ni siquiera lo terminamos de entender.

La muerte es una experiencia totalmente desconocida para los niños y como tal puede ser experimentada con incertidumbre y miedo, puesto comprenden bien qué está pasando y que viene después.

Sin embargo es importante saber acompañarlo en el duelo, sobre todo si se trata de un familiar sumamente cercano y significativo en su vida. Acompañarlo no significa ocultarle los acontecimientos so pretexto de que no sufra, porque ellos se darán cuenta de lo que pasa a través de nuestro comportamiento y lenguaje no verbal: por ejm. cambios en casa, nuestra tristeza y sobre todo se darán cuenta de la ausencia de esta persona y terminaremos confundiéndolos más.

Debemos contarles qué está pasando aunque es importante estar serenos para trasmitirles esa calma. Al hacerlo, debemos buscar el momento y lugar adecuado; utilizaremos un lenguaje sencillo, explicaciones apropiadas y sinceras para su edad y nivel de comprensión.

¿Cómo explicar la muerte?

Podemos decirle “Ha ocurrido algo que es muy triste, tu abuelita ha muerto y ya no estará más con nosotros porque ha dejado de vivir…”

Sería bueno también explicarle en breves y sencillas palabras la causa de la muerte “tu abuelita estuvo muy muy enferma, esa enfermedad le causó la muerte….” Esto es importante para que el niño sienta que las personas se mueren cuando están muy enfermas, salvo alguna muerte accidental, en este caso tenemos que decirles y recalcarles que la persona quedó muy muy mal herida.

Si la muerte fue por suicidio, de nada sirve ocultarlo porque tarde o temprano, se acaban enterando por alguien ajeno a la familia. Es mejor pues explicar al niño qué es el suicidio y responder a sus preguntas.

A diferencia de los adultos, los niños no experimentan un duelo intenso y continuo de reacciones emocionales y conductuales ante la pena. Los niños pueden mostrar su pena de manera ocasional y breve, pero en realidad el proceso dura mucho más tiempo que en los adultos. No se sorprenda si aún cuando les halla explicado sobre la muerte, ellos se comporten como si nunca les hubiera dicho nada y es que para que ellos interioricen el significado de esa pérdida tardara un tiempo. No se sorprenda tampoco si vemos jugar y escenificar la muerte en sus juegos, dibujos o conversaciones y es que ellos necesitan “re-escenificarla” para poder procesarla.

Pero lo que más ayuda a un niño frente a la muerte de un ser querido es volver a encontrar el ritmo cotidiano de sus actividades: en el nido o colegio, sus amigos, sus juegos familiares, las personas que quiere. También es importante garantizarle el máximo de estabilidad posible. En ese sentido, no es un buen momento, por ejemplo, para cambiarlo de colegio o para imponerle nuevas exigencias.

Puedes visitar está página: http://nci.nih.gov/espanol/pdq/cuidados-medicos-apoyo/duelo/Patient/page9

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